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Sostenibilidad y trazabilidad

La pesca de bogavante canadiense es una de las más cuidadosamente controladas del mundo. Preservamos la salud y la estabilidad de la población de Homarus americanus, controlando cuánto tomamos hoy para proteger el futuro de la especie.

Los consumidores y distribuidores son ahora más conscientes que nunca de la huella a largo plazo que ocasiona la pesca. La gente busca cada vez más pescados y mariscos que hayan sido certificados de forma independiente como provenientes de pesquerías legales y sostenibles.

En los productos del mar, la certificación de sostenibilidad es el resultado de un proceso voluntario originado en la propia industria, que demuestra que una pesquería está bien controlada y es sostenible, independientemente del tamaño, tipo o ubicación. Casi todos (97 %) los bogavantes canadienses provienen de pesquerías certificadas de forma independiente por el Marine Stewardship Council (MSC), que garantiza que los bogavantes canadienses son sostenibles y trazables.

Protegiendo la pesca del mañana

Más de la mitad del bogavante del mundo proviene de Canadá. Nuestra pesca de bogavante está cuidadosamente estructurada y controlada conforme a algunas de las directrices más estrictas del mundo, para preservar una sostenibilidad óptima, así como un bogavante de la más alta calidad, durante todo el año.

El Departamento de Pesca y Océanos (DFO) trabaja en estrecha colaboración con nuestra industria para planificar dónde y cuándo se pesca el bogavante dentro de cada área de pesca, o LFA. Cada una de las 40 LFA tiene su propia temporada de pesca, cuya duración varía de ocho semanas a seis meses. La pesca de bogavante se gestiona mediante «controles de entrada» que incluyen límites de trampas, así como temporadas fijas. Hay además una LFA en alta mar, donde operan ocho licencias, con un total admisible de capturas (TAC)  que determinan su propia temporada de pesca.  Tanto los administradores de LFAs costeras como los de las de alta mar y el DFO evalúan constantemente la salud y la estabilidad de la población de Homarus americanus para equilibrar cuánto tomamos y qué protegemos para el futuro.

  • Emitimos un número limitado de licencias y ponemos límites al número de trampas.
  • Nuestros recolectores sujetan trampas a una cuerda y una boya para minimizar el impacto en el suelo marino. Cada pescador tiene un número específico de trampas, normalmente de 200 a 375, con las que puede recolectar dentro de una temporada específica.
  • Limitamos e intercalamos las temporadas de pesca para proteger las mudas de verano.
  • Protegemos a las hembras que llevan huevos y las devolvemos al mar para preservar su ciclo reproductivo natural. De hecho, cuando sabemos que tenemos una buena reproductora, algunos recolectores cortan una muesca en forma de V en la cola de la hembra antes de la liberación para asegurarse de que será también liberada en el futuro, incluso cuando no tenga huevos.
  • No cogemos bogavantes por debajo del tamaño mínimo autorizado, para que todos tengan la oportunidad de alcanzar la madurez adulta y reproducirse.
  • Nuestras trampas permiten que los bogavantes de tamaño pequeño escapen. También las diseñamos con paneles de escape biodegradables para que, si se pierden las trampas, se degraden rápidamente, evitando que los bogavantes u otras especies se enreden.
  • Supervisamos y hacemos cumplir constantemente las normas de pesca y las condiciones de concesión de licencias.
  • La pesca de bogavante que se hace en alta mar se rige también por muchas de las mismas medidas de conservación, incluido un límite anual de capturas.

Después de recoger las trampas, los recolectores mantienen los bogavantes vivos en recintos marinos o en tanques de agua de mar que imitan el entorno natural. Así se controla la pureza del agua y la temperatura óptima, por lo que todos los bogavantes están en prefectas condiciones para su envío.

Marine Stewardship Council (MSC)

El sistema de control y conservación de la pesca en el este de Canadá es uno de los más sofisticados del mundo. Además, la gran mayoría (97 %) de la pesca de bogavante canadiense cuenta con certificación ecológica de terceros emitida por el MSC, que exige tres principios básicos para la sostenibilidad:

  • Poblaciones de peces sostenibles: Controlamos nuestra captura de bogavante para garantizar que las poblaciones sigan siendo productivas y saludables por tiempo indefinido, para las generaciones futuras y para un equilibrio óptimo del océano.
  • Impacto medioambiental minimizado: Controlamos y diseñamos nuestros métodos de captura de bogavantes para limitar el impacto sobre otras especies y hábitats dentro del ecosistema.
  • Gestión eficaz de la pesca: Según la certificación MSC, nos aseguramos de que nuestra pesca de bogavante canadiense cumpla con las leyes pertinentes y también se pueda adaptar a las condiciones y circunstancias ambientales cambiantes.

El sector canadiense del bogavante trabaja con el Marine Stewardship Council para apoyar la pesca sostenible y salvaguardar nuestros productos del mar para el futuro, al incorporar todas las áreas costeras de pesca de bogavante (LFA) en Nueva Escocia, Nuevo Brunswick, Quebec y la isla del Príncipe Eduardo. La pesca canadiense de alta mar está certificada desde 2010.

Seguridad alimentaria: Certificaciones de terceros

En Canadá, todos los productos de bogavante se procesan en instalaciones con licencia provincial y registro federal. Estas plantas deben cumplir con las estrictas regulaciones establecidas en la Ley de Regulaciones de Inspección de Pesca y son aplicadas por la Agencia Canadiense de Inspección de Alimentos (CFIA).

Para cumplir con las Regulaciones de Inspección de Peces, todas las plantas de procesamiento deben implementar un Plan de Gestión de Calidad (QMP). El QMP es un conjunto de normas reconocidas internacionalmente que rigen el modo en que se manipulan, procesan y etiquetan los alimentos. Las plantas de procesamiento son auditadas a través de un programa de Verificación de Cumplimiento iniciado por la CFIA para asegurar que todas cumplan las estrictas regulaciones impuestas por la industria. Los programas de seguridad alimentaria implementados a través del QMP se encuentran entre los más estrictos del mundo. Se garantiza que los productos de bogavante procesados ​​de Canadá son de la más alta calidad y seguridad.

La mayoría de los bogavantes canadienses cumplen con las regulaciones del SQF (Instituto de Alimentos de Calidad Segura) y el BRC (Consorcio Británico de Venta al Público), marcas de seguridad y excelencia alimentaria reconocidas internacionalmente.

El Código SQF es un sistema de certificación conocido en todo el mundo, que hace hincapié en el control de los riesgos para la seguridad alimentaria. Esto protege a los consumidores y garantiza la transparencia, desde la trampa hasta la mesa, a nivel local y mundial. El Estándar Mundial del BRC para la Seguridad Alimentaria es una certificación de productos y procesos que establece las mejores prácticas de la industria, calificando a las pesquerías por su desempeño técnico y la eficiencia en el servicio al cliente.

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